domingo, 24 de febrero de 2013

Tras muuuuuuuuuchos meses de ausencia, ¡Ya era hora de que actualizaramos el blog de los nenes!


Sayuri y Akatsuki ¡están genial! 






Akatsuki en la reserva natural de la ma   
















AKATSUKI


Ahora Akatsuki ya está hecho un machote y al final el color de su manto se volvió sésamo. Cuando era cachorrete tenía un tono más rojizo pero cuando empezó a cambiar su pelo de cachorro por el pelo de adulto, empezaron a salirle un montón de pelos negros. En la foto de la derecha tenía a penas mes y medio y aunque tenía un color rojo oscuro, no se veían pelos negros por ninguna parte, salvo en la punta de la cola.

Ha sido un cachorro encantador, no ha roto casi nada, la verdad es que no hemos tenido que corregirle mucho. Desde siempre ha sido un perro con mucha energía, un perro que pedía juego constantemente. Era el centro de atención y él lo sabía. Cuando me documenté al decidir que un shiba entraría en nuestras vidas, muchos eran los comentarios que decían que el shiba era cariñoso sí pero no un perro faldero que constantemente requiere cariño de sus amos. Si bien es totalmente cierto con Sayuri, nos llevamos una grata sorpresa al constatar que Akatsuki era cariñoso de más. Es imposible acercarle la cara porque no desaprovecha la ocasión de chupartela enterica. Siempre viene a pedir caricias y demuestra su afecto de manera muy exagerada, le da por saltarte encima y muchas veces te pilla agachado y te llevas un cabezazo. Cuando te ve llegar a lo lejos, empieza a ladrar al mismo tiempo que llora. Los que ya habéis oído ladrar a un shiba sabréis que es un
sonido bastante desagradable,  en mi opinión demasiado agudo, pues si a eso le añadís un llanto, la mezcla es explosiva. Más de una vez he sorprendido a un vecino mirar por la ventana lo que pasaba fuera y Akatuski no para hasta que llegas hasta él. Pensamos que según iba a ir pasando el tiempo, se iria relajando cada vez más pero ¡pobre ilusos! Akatsuki fue desarrollando cada vez más y más energía.

Al principio, de cachorro pensé que la mejor manera de que se quedara quieto en casa, era desgastarlo haciendo actividades fuera y me aficioné a dar laaaaaaargos paseos con él, de vez en cuando nos daba hasta por correr. El peke, la verdad es que aguantaba bastante bien el ritmo y al principio, cuando llegaba a casa, estaba rendido. Con el tiempo se fue haciendo un experto en esto de andar y correr y la que llegaba sin aliento en casa era yo. Hoy por hoy Akatsuki estaría medio día corriendo de arriba abajo sin aparar y seguro que todavía le sobraría un porrón de energía. ¡Nos ha salido un perro hiperactivo!










SAYURI

Nuestra Sayuri está en su mejor momento.

Hace unos meses mi novio y yo decidimos casarnos e irnos de luna de miel a Japón. Estuvimos fuera 24 días y dejamos los bichos con mi hermana, la que tiene un labrador y un cocker. Los primeros días mi hermana me decía que Sayuri estaba muy bien y que era una locura tener a 4 perros en una casa pero que mis dos enanos se lo pasaban bien jugando todo el día. Tras unos días, cuando volvimos a llamarla, nos dijo que parecía que veía a Sayuri un poco desanimada y que se pasaba mucho tiempo subida encima de nuestra cama, entre el cojin de Guillermo y el mio.

Foto que nos envió mi hermana.
¡Oooooooooh qué penica nos dio :(! Esperabamos que sólo fuera una fase y que seguramente que iba a animarse rodeada de perros  pero unos días más tarde mi hermana nos comunicó que la peke había dejado de comer o por lo menos que comía muy poquito y que se pasaba cada vez más tiempo, encima de nuestra cama. Un par de días antes de volver, mi hermana nos dijo que una vez que Sayu se subía encima de la cama, ya no había manera de hacerla bajar. Si querías que bajara, la tenías que coger en brazos y aun así se resistía. Oooooooooooooooooh me daban ganas de llorar, era una pena que nuestro viaje se acabara pero deseaba llegar cuanto antes a casa para volver a ver a mis bichillos. 
Cuando vimos a Sayuri, la pobre había adelgazado muchísimo, se le notaban todas las costillas y tenía una mini cinturilla. También había perdido mucho pelo y en algunos sitios hasta tenía calvas y para colmo, el veterinario nos dijo que del estrés se había hecho una dermatitis en el vientre, a base de chuparse maniáticamente. Nos prescribió unas vitaminas y nos dijo que no tuvieramos control sobre lo que comía, que podía comer lo que quisiera.
En cuatro menos se ha puesto super bien, ha engordado mucho y hasta diría que está más rellenita que antes. Tiene el pelo abundante y suave y ya se le ve anímicamente en forma. Ahora hasta podemos salir a correr sin que quiera dar media vuelta a casa a medio camino.





Recién llegada a casita. ¡Bienvenida Sayuri!
Paseo Verde de Torrevieja

No le vale con un  jueguete, tiene que tenerlos todos.

Playas de Orihuela Costa